lunes, 1 de octubre de 2018

Crónicas de un sueño 16



La pequeña Bruja y el mundo ocre


Aunque no sabría por donde empezar a narrar este extraño sueño, lo primero que recuerdo es observar una guerra entre dos bandos por ver quien explotaba una extraña esfera de brillo esmeralda en el extremo opuesto sobre la gran planicie de piedra caliza que se alzaba sobre nuestros pies. Era una situación que se asemejaba a un partido de fútbol. Cada bando; reino o quienes fuesen los que batallaban, poseían una extraña entidad divina y amenazadora. Los úrsidos dioses rugían y aplastaban a sus contrincantes con sus fauces y garras, arremolinando los cadáveres a sus espaldas. Sin ser consciente de los actos, servidor era uno de ellos.
No recuerdo el conflicto con exactitud pero en un preciso momento aquella esfera fue a parar entre las almohadillas de mis patas y la lancé fuera de los límites del terreno con la intención de finiquitar el conflicto bélico que no parecía tener fin. Sin percatarme de ello, la bestia rival se precipitó tras la brillante esmeralda hasta desaparecer de mi campo visual. La angustia convertida en terror recorrió mi pelaje. Aquel dios se elevó de entre las profundidades del abismo situándose a escasos metros de mi hocico.

No recuerdo las siguientes palabras pero sentí que se auguraba lo inevitable, para bien o para mal. Y así nuestros cuerpos se fundieron en uno, renaciendo en dos nuevas identidades dejando atrás una descendencia que proporcionaba a la humanidad un tiempo extra a su destrucción.



Lo siguiente que recuerdo es la silueta de una pequeña chica delgada de pelo corto azabache y de mirada penetrante. Aquel dios había renacido en un pequeño recipiente convertida en bruja y yo en un mero sirviente a sus órdenes, clavado a su sombra con el peso de la humanidad sobre mis hombros.

Viajábamos de polizones sobre una locomotora de vapor junto a dos acompañantes más, un chico y una chica de una edad que rondaba la nuestra. Sin poder cuestionar las decisiones de la bruja, observé como detenía con sus poderes el tren y despejaba del camino próximo a la derecha de las vías unas tijeras y se las guardaba en el bolsillo para seguidamente volver a su lugar permitiendo así que la maquinaría prosiguiese su itinerario. Tardé unos minutos en reaccionar cuestionándome aquella acción hasta que vislumbré en la lejanía una silueta que reconocía. Un chico de pelo erizado andaba sobre los escombros dirección al objeto que la bruja había requisado, un muchacho que resultaba ser la concepción de nuestra unión; dicho de otro modo, nuestro hijo (Aunque tuviese nuestra misma edad) De pronto, como si me hubieran disparado con la bala del conocimiento en la sien, profeticé sus intenciones. Deseaba que la guerra volviese a ocurrir y ese destino era nuestra última parada.


El grupo cansado del traqueteo decidió (o mas bien fue decisión de la bruja) descansar en la humilde morada de mis padres. Tras aquella puerta tosca de madera maltrecha ocultaba una pequeña sala amueblada y un sofá acompañado de una mecedora. Aquella rústica choza apestaba a humedad que neutralizada con la fragancia a madera de pino, ojalá hubiese alguna ventana para poder ventilar al espectro que ahogaba nuestros pulmones, ¿sería este hecho el detonante de la total ausencia de padre?

 La bruja sentada a la vera de una madre hechizaba, charlaban como si de una relación nuera-suegra se tratase y sin poder tan siquiera preguntar por su salud me levanté angustiado de la mecedora hacia el pequeño pasillo a la derecha que daba a cuatro habitaciones; dos pares, una frente a la otra. La primera tanda daba de izquierda a derecha con el baño y la cocina respectivamente y las del fondo con los dormitorios. De entre la pobreza de la alacena en la cocina pude rescatar un trozo de pan de ayer y lo devoré como si el sol no fuese aparecer de nuevo. Tras los últimos bocados, nuestros acompañantes salieron del baño (juntos, algo que daba que pensar pero así fue y así lo cuento) a los que acusé por no avisar. Odiaba meterme en el baño después de cenar, me parecía contradictorio sujeto a pena de muerte.
Enfurruñado volví al saloncito y allí seguían las dos, dándole al pico y hablando de mi pasado. La bruja me invitó a sentarme cerca y contar cierto incidente que me ocurrió de joven.

Hace muchos años cuando no era más que un pequeño crío completé un gigantesco puzzle de spiderman que ocupaba todo el suelo del escenario de un teatro. Las piezas eran mas grandes que mi propio cuerpo y las iba colocando por telequinesis, hecho que dejó intrigó a la adorable bruja, siendo la primera vez que veía curiosidad en su preciosa y perfecta cara de muñeca de porcelana. Volviendo al pasado del "atlas puzzle", justo cuando iba a colocar la última pieza, todo el equipo de iluminación sobre mi cabeza se vino abajo. Mágicamente estaba solo y pude zafarme de aquel trágico destino.

Cuando terminé el monólogo nos encontrábamos en aquel teatro de lo que actualmente no eran mas que peñascos ruinosos y escombros. Bajo toda esta enredadera se podía observar la reliquia de aquella gigantesca pieza de distracción. Nuestros compañeros animaron a la bruja para que despejase con su magia aquella marabunta de piedra y metal oxidado y tras hacerse muchísimo de rogar mostrando una mueca de pico de pato con sus rosados labios levantó la estructura metálica como si de papel se tratase. Una bocanada de nostalgia golpeó mi alma retrocediendo a mi infancia.

"¡Muchas gracias, te comía la boca!" Bromeé

"¡Que la bese!" Vitorearon desde las gradas aquel par de incordio.

La bruja con los brazos cruzados giró la cabeza con arrogancia y acercándome sutilmente la abracé con ternura para finalmente besar sus dulces labios. Sin terminar siquiera de saborearlos me apartó de un empujón. No atisbaba a comprender como aquella figura artística rellena de crueles sentimientos llegaría alguna a vez a visualizar un rostro de mejillas y nariz sonrojadas.

"¿Era finalmente humana?"
"¿La conexión que sentía con ella tras la concepción de nuestros cuerpos significaría algo más profundo que una reconstrucción a una nueva guerra?"

Al final nuestro viaje no había hecho mas que empezar, ni tan siquiera supe quienes eran nuestros acompañantes, ojalá todo hubiese durado más para seguir viviendo aquella vida ocre de olor a madera.

jueves, 9 de noviembre de 2017

Crónicas de un sueño 15



Este sueño se podría dividir en varios bloques puesto que narra distintos acontecimientos temporales. Lo intentaré ordenar excepto el prólogo.

Todo se originaba en un mundo de noche eterna donde una basta metrópolis daba luz a los ciudadanos de una ciudad que nunca duerme y allí me encontraba yo, presa del gobierno por mis atrocidades. Usaba mis poderes sobrenaturales para destrozar y aniquilar a los humanos que se interponían en mi camino. Un joven detective, que sentía como mi propio hijo llevaba consigo la obligación de darme caza, inútilmente. Mis poderes llevaban a conectarme con la electricidad para ver y escuchar todo cuando deseaba así como volar por toda la urbe. Mi telequinesis era mi mejor baza con la que destruía edificaciones con tan solo mover un dedo. Pero la perfección no existía y mi cuerpo viejo se deterioraba. Cada poder que realizaba me estallaba un dolor de cabeza que paralizaba mis sentidos ademas de sangrarme la nariz a borbotones. Para minimizar los daños necesitaba tomarme ciertas píldoras exclusivas de un científico asesinado por el gobierno. Recuerdo perfectamente como las 2 cajitas que contenían las pastillas estaban prácticamente vacías, mi muerte era inminente.

Cierta escena me desplazaba a un callejón oscuro donde le confesaba de primera mano mis atrocidades al joven detective para seguidamente huir por el cielo y reventar el soporte metálico de un rascacielos cuya forma me recordaba a la torre Eiffel. Los gritos de las personas en la distancia eran música para mis oídos. Pero asustado de que mi pequeño apartamento hubiera sido destruido por la colisión sobrevolé el caos y aterricé justo delante de la puerta principal. Al entrar y cerrarla, la vecina comenzó a golpear pidiendo que la dejase entrar, pregonando que estaba en su derecho por vivir puerta con puerta y sin pensárselo dos veces intentó entrar por la ventana que abrió a base de insistir. Arto de esa oronda persona cincuentona hice un gesto con la mano y la mandé por los aires más allá de mi propia vista. Sin ningún tipo de remordimiento me senté frente a un pequeño espejito ovalado para observar mi arrugado reflejo, pasto del deterioro del tiempo con un único pesar, no poder protegerla.

<A partir de aquí contaré la historia cronológicamente para no saltar de un punto a otro>

Sentados en una acera se encontraban tres pequeños niños huerfanos sin nada que llevarse a la boca en esa fría noche eterna. Una agente de policía se nos acercó preguntando por nosotros sin la más mínima intención de mover un dedo a nuestro favor. Yo narré mi pasado, narré como nuestra madre nos había maltratado tanto a mi hermanita como a mí (El tercer niño apartado de nosotros era un total desconocido, supongo que como compartíamos edad y desolación nos aferrábamos en lo que podíamos para no morir en la más completa soledad y terminar siendo transportados en un contenedor de basura). Mi único deseo era proteger a esa pequeña, tímida y muda persona, mi hermana.

Los años pasaron y nos encontrábamos en una fiesta de fin de curso, bebiendo y consumiendo drogas por un tubo. Mientras charlaba con unos chicos en la locura de la ebriedad, con el rabillo del ojo vigilaba que nada le ocurriera a mi universitaria hermana presa del alcohol que no acostumbraba tomar. Nunca habíamos tenido una fiesta así y mis intenciones consistían en abrirla un poco a los demás, que superara nuestro frío pasado. Pero a los pobres parece que nada les puede salir bien porque las chicas empezaron a abuchear a mi hermana mareada y fatigada. El jefe de estudios, el chico de oscura piel con supuestamente mejores notas se acercó a insultar a mi compañera y amante, a mi hermana. Era lo último que hizo aquella noche porque usé mis poderes telequinéticos para elevarlo por sus calzoncillos y sacarlo de golpe por la ventana del tercer piso que daba a la calle. Sus llantos y disculpas causaron una conmoción el resto que tardaron algunos minutos en reaccionar y correr gritando como pollos sin cabeza. El chico de color sangrando a causa de los cristales clavados en su piel imploraba clemencia hasta que sus sesos se estamparon contra el suelo. 
Seguidamente agarré del brazo a mi amante hermana y juntos salimos de todo aquel caos pero cuando pudimos salir a la calle la policía ya se encontraba inspeccionando el lugar del crimen. Mi tímida hermana al ver como unas motas de sangre se encontraban esparcidas por el levantado asfalto usó sus poderes para generar un nuevo cuerpo. El chico emergió sorprendido, comprendiendo al poco que no era más que una simple copia, un cuerpo defectuoso que se descompondría a los días con una esperanza de vida inferior al de una mosca. (Aquí terminó originalmente mi sueño)

El siguiente trozo no se muy bien donde situarlo porque aún siendo joven, los acontecimientos se sitúan después de observar mi rostro en el espejo puesto que el gobierno incapaz de darme caza pregona un últimatum, detonaría un arma nuclear. Con miedo a que mi hermana fuese víctima de la explosión, volé en su busca a casa de mi vecina junto a la de mis padres donde le habían cambiando el peinado a rubio y con la frente despejada. La tomé de nuevo del brazo para empaquetar los neceseres necesarios en nuestra huida de la metrópolis. Durante el camino me preguntó si le gustaba su nuevo look y mentí, me gustaba mas su corto pelo moreno. Tras algunas escenas donde vigilaba desde las tejas de la casa a los posibles instrusos el sueño daba salto a la infancia.

viernes, 18 de agosto de 2017

Crónicas de un sueño 14



Todo comienza con la aparición de una chica y la intención de forjar una nueva amistad. Aunque el comienzo lo tengo algo borroso si recuerdo como un compañero me animaba a declarar mi amor hacia ella y con valentía renovada me encaminé a la casa donde se alojaba.

La entrada a la casa se componía con una gruesa y pesada sábana a modo de puerta, sin permiso para entrar asomé solamente la cabeza y clamé su presencia. No recuerdo muy bien de lo que hablábamos pero si me invade un sentimiento placentero al escribir sobre ella (aunque también un resquemor arañaba mis sentidos, era algo contradictorio).

El sueño da un salto, yo cogía un taxi en otro pueblo para mudarme a un piso compartido con la chica. Sin recordar mucho sobre el largo trayecto en el automóvil por fin me bajaba frente a mi nuevo hogar. Una última charla con el chófer incluía las explicaciones y excusas por las que yo iba a estudiar ese mismo año y sin pensárselo demasiado pidió una cifra que casualmente yo llevaba en la mano, pagué y se marchó. Al entrar en el edificio todo se encontraba mezclado entre una siniestra penumbra y un triste silencio. La chica iba y venía, siempre con aires de indiferencia y con un trato distante hacía mi persona (quizás el resquemor del que hablé antes se debía a esto que comento en esta frase). Una de las veces que intenté hablar con ella se marchó a dormir a su habitación y a la espera de que se levantara de su letargo empecé a jugar con mi hermano en la sala de estar (Que también era la cocina) a un extraño juego donde del suelo emanaba unas pequeñas burbujas a una gran velocidad y teníamos que pillarlas rápidamente puesto que algunas contenían una pequeñísima esfera que nos puntuaba. Al cabo del rato la chica se despertó y con desdén nos preguntó que diantres hacíamos portando una mueca de asco.

Aquí vuelve a ver otro corte en el sueño situándome en la casa de la chica, una gigantesca mansión en la que no había estado desde nuestra infancia. Era extraño, recordaba una estantería con premios, donde cada balda estada adornada con el nombre del premiado. Multitud de trofeos, Manga aparecían allí y que lo relacionaba con mi propia familia, como si aquella austera mansión fuera en realidad mi hogar, pero no era así. Nos sentamos a dibujar en una mesa de madera algo destartalada, vieja y sucia. Ella me enseñó una enorme carpeta azul llena de dibujos y sin previo aviso la madre apareció frente a mi persona duplicando los aires de indiferencia y descortesía clavándome una mirada de odio que penetraba en mis entrañas. Saqué de no se donde mi propia carpeta de dibujos para compararlas, algo que no debí hacer porque el nivel de odio de aquella señora iba aumentando considerablemente. La hora de trabajó acabó cuando un bote de pegamento de contacto se rompió en mis dedos manchándome de un líquido anaranjado pegajoso. Solicité poder enjuagarme en un grifo en el cuarto de al lado.

"¿Que grifo? Allí no existe ningún grifo" aullaba la señora con una mirada que hacía dudar incluso de mis propios recuerdos. Lo medité tanto que me salí del sueño pero tras volver con la cabeza fría ordené las palabras adecuadas para responder en balde dado que otra pregunta fue arrojada de sus fauces al grito de "¿Acaso me llamas embustera, TÚ a MI?" señalando un grifo a sus espaldas "¿Acaso no ves que siempre estuvo el grifo aquí?". Jamás estuvo eso ahí pero no debía soltarlo si deseaba conservar la cabeza, y de repente cuando supe que todo había acabado, cuando no había salvación en el diálogo silbé todo lo fuerte que pude como reclamo a mis mas fieles aliados, mis dos lobos huargos junto a mi loba parlante bípeda. Uno de ellos sin previo aviso se lanzó sobre la endemoniada señora con el fin de ganar tiempo en mi huida. Mientras bajaba las escaleras de caracol vislumbré a un hombre llevando sobre sus hombros a la chica como si de un fajo de carne se tratara. Ella gritaba y se sacudía sin ningún resultado hecho que hacía cobrar mas significado el deja vu que tuve en la sala "inexistente" del grifo donde predije el cadáver de un torso humano, sin extremidades sobre una enorme tabla de madera de cortar carne. "¡Pídeme que te rescate y lo haré, vamos pídemelo!" le gritaba una y otra vez, pero su orgullo e inferencia se anteponían a su propia vida, ¿cómo podía ser eso posible? y sin el más mínimo atisbo de suplica se desvaneció frente a mis ojos. Adiós pequeña, te amaba muchísimo frente a tus defectos, deseaba salvar tu vida pero era algo que tú detestabas, preferías morir antes que alguien como yo te rescatase.

La loba me agarró del brazo y me sugirió seguir adelante y salir de aquel apestoso lugar, ella impartía un rol maternal más fiero que ninguna madre y su bondad y amor eran infinitamente mayores a cualquier humana. Abajo; justo antes de salir, una repisa a la izquierda contenía la colección de tebeos de la chica, donde mi loba sugirió que si me gustara algunos que me los llevase ya que todo iba a caer en llamas muy pronto y así hice antes de salir a la calle.

sábado, 22 de abril de 2017

Crónicas de un sueño 13



Este sueño se podría dividir en dos partes, dos fragmentos que de alguna forma sería posible conectarlos.


El primero me sitúa delante de una plataforma con varios sillones donde algunas personas ya se habían acomodado y nada mas pisarlo empezó a levitar. Dado que la superficie flotante iba a tomarse su tiempo entablé conversación con los transeúntes. Uno de ellos me dio una explicación de la situación en la que me encontraba. El mundo se gobernaba por 5 capas. Cada una conectada a una realidad paralela acorde a un estatus de vida, La quinta capa era la realidad original, natural por llamarlo de alguna manera (Sería la capa donde vivimos en la vigilia) y entre la 4º y 2º capa se encontraba realidades paralelas pero a medida que uno se acercaba a la primera capa todo se volvía mas oscuro y peligroso. Era una visión simplificada de lo que podría ser el infierno de Dante en la divina comedia. Toda persona intentaba llegar a la primera capa, el paraíso, el Edén y para ello había que ir saltando entre ascensores flotantes.

Tras la explicación tocaba cambiar de plataforma a otra más pequeña. He de añadir que no se podía superar el cupo máximo de personas entre ascensores, si eso ocurría el último se quedaba fuera a la espera de una nueva ronda. Allí de viaje entre la cuarta y tercera capa me encontraba en medio de tres personajes bastante pintorescos. Un señor callado, una señora; que no paraba de fardar de la pasta que tenía y de como había comprado su billete al Edén y una chica que me hacía tilín pero que se situaba en la otra punta y la única forma de comunicarnos era entre señas.

Por fin, después de tragarme toda la cháchara de la cotorra la plataforma aterrizó en la tercera capa. Esta vez no íbamos directos a la siguiente, había que esperar. La noche sobre nuestras cabezas junto aquel ambiente aterrador que se respiraba lograba su propósito, el resurgir de nuestros miedos. Nos encontrábamos agazapados a lo que debía añadir otra regla: Los habitantes de las propias capas no podían agredirnos a menos que el grupo sea menor del cupo máximo del ascensor así como estar lo suficientemente cerca del ascensor, lo que se resumía en estar todos juntitos sobre la plataforma, algo así como la zona segura o "casa" del juego del pilla pilla. Me encontraba frente a mi casa, en esta dimensión se encontraba abandonada y en ruinas, visión que me humedeció los ojos doliéndome en el alma contemplar aquella escena. ¿Así será el hogar donde me crié en un futuro?

Giré la mirada hacia los demás pasajeros puesto que me había picado el bicho de la incertidumbre y bingo, allí faltaba uno que sin tan siquiera notarlo había abandonado su posición como arte de magia. El terror afloró de nuestros corazones, ahora estábamos en peligro. Agarré del brazo a la chica que me hacía tilín para salvarla ya que la señora se despreocupó del resto y huyó gritando la llegada del ascensor. Esta vez la plataforma solo admitía a dos personas y la gorda entre sudores nauseabundos emitía unos extraños gruñidos de victoria. La chica rehusó subir sin mi pero no era el momento de sentimentalismos, unos lugareños iban en nuestra busca así que la empujé y el ascensor tomó su rumbo.

Aquí la trama termina y daba paso a la segunda historia la cual me situaba en la terraza detrás de mi casa donde eramos un grupo de cazadores, guerreros que sobrevivíamos derrocando a monstruos de la zona para poder comprar suministros y comida. Esta parte comienza con la llegada de un nuevo miembro al que ayudaba ofreciéndole información sobre el entorno. Le comenté que para vivir había que salir de la guarida y entablar batalla con los monstruos de la zona, recomendando los demonios más pequeños y débiles para ir obteniendo experiencia en combate. Cuando iba a bajar caí en la cuenta de que la noche era demasiado peligrosa para él así que nos sentamos en el sillón para descansar y pasar la hora rápidamente (Como si de un videojuego se tratase). Despertamos al amanecer, cerca de las 6 de la madrugada. Me equipé con mi arma, unas tijeras a modo de espada y el novato con su bastón, le incluí en mi gremio para poder comunicarnos telepáticamente ya que salir gritando allí abajo en pleno terreno hostil no era precisamente la mejor opción.

Tras derrotar algunos monstruos noté como Richy; mi compañera desde los orígenes y de quien sentía algo muchísimo mas fuerte que la amistad, había llegado al refugio de cazadores. (Los miembros de cada gremio nos aparecía en el campo de visión arriba a la izquierda a modo de interfaz para controlar en todo momento su posición). No dudé en reunirme con ella al instante. Desde mi desgracia, sobre el sillón postraba su preciosa figura inconsciente. Sin entender el porque de la situación agarré con decisión mi espada tijeras y salí al campo de batalla furioso en pos de encontrar a un enemigo poderoso para ganar lo suficiente como para curarla. 

En una zona reservada lucía expectante el Jefe de zona, el imbatible demonio conocido como "El indeseable" (No era exactamente así pero lamentablemente lo he olvidado). Sobre sus pies yacían multitud de cazadores derrocados, cadáveres por todos lados. 

¿Quién será el próximo? - Gritaba la muchedumbre que se arremolinaban creando un círculo de combate.

La euforia que sentía en aquellos momentos brotaron desde mis entrañas expulsando por mi garganta un fortísimo grito de guerra proponiéndome a mí mismo como contrincante hecho que acto seguido lamenté. 

No medité mucho la situación y me abalancé sobre él intentando rebanar sus extremidades con mi técnica auto bautizada como "Cutter slash" la cual consistía en abrir mi espada tijeras y cortar (Algo bastante...rudimentario pero en el sueño era espectacular). Primero le despojé del brazo izquierdo utilizando el restante para lanzarme una andanada de misiles que pude evitar a tiempo de una patada. Tras aterrizar en el suelo volví a usar la misma técnica de antes y lo corté por la mitad que lo hizo estallar cuya onda expansiva me impulsó varios metros hacia atrás. Cuando me incorporé observé como se había convertido en un Bol cerrado de Ramen donde un tintineo procedente de su interior hizo saltar la tapadera que lo mantenía cautivo transformando al demonio en una especie de cañón bio-orgánico.

Una breve pausa sirvió para que yo pudiera recuperar un poco el aliento, exhausto contemplé como unos científicos al ver que el monstruo no podía moverse le colocaron unas extensiones para poder apuntarme fácilmente con la fina intención de poder proseguir con la batalla. No entendía de donde había salido toda aquella gente pero seguramente acertaría al pensar que eramos un simple experimento de algo mayor aunque seguía sin ser el momento idóneo para divagar. Delante mía se encontraba aquel ser dispuesto a disparar y yo no iba a quedarme quieto, tenía que vivir, tenia que vencer y salvar a Richy así pues concentré toda mi energía en las hojas de mis tijeras y salté gritando a pleno pulmón:

"¡¡MEGA CUTTER GIGANTO!!"

El demonio se volatizó al recibir todo el golpe y se desvaneció en el aire. Yo en cambio, sin fuerzas yacía postrado en el suelo pidiendo ayuda para mi amada compañera.

Y aquí termina esta historia, como de costumbre con mil y una preguntas.






viernes, 30 de diciembre de 2016

Crónicas de un sueño 8.3



-Secuela indirecta de Crónicas de un sueño 8.2-


Puede que no siga a los anteriores sueños que tuve de ella pero como siempre su imagen luce en su máxima plenitud. Es la única que consigue plasmarse en mis sueños con tal lucidez que quiebra mi realidad. Solo soy un mero espectador en esta ocasión, no estoy involucrado.

Las clases habían tocado su fin para los compañeros de Bonyari. Raku Ichijo anduvo por las calles contemplativo por todo lo acaecido tiempo atrás. Por fin había aclarado su corazón pero su amor, Chitoge Kirisaki decidió marcharse a EEUU para formarse en sus estudios prometiéndose volver a ver en el futuro. Melancólico, Raku se reunió en la azotea de su centro escolar para celebrarlo con los suyos pero no sin antes sentir en el periplo de sus pensamientos como alguien le observaba de entre las calles. 

No halló respuesta alguna.

Allí arriba, sintiendo la abrumadora ciudad en el horizonte se encontraba Ruri, la chica de su mejor amigo. Raku le preguntó por él, extrañando su ausencia sin saber que la respuesta desembocaría un llanto lastimero. Asustado sin saber que hacer su cabeza empezó a fabricar incontables  situaciones desagradables y rompió también a llorar.

-¿Que te pasa? No se que te estarás imaginando pero te estaba tomando el pelo, Maiko llegará en breve - Contestó Ruri dejando a Raku como un palurdo.

Raku volvió a sentir la presencia en su nuca pero al volverse para encontrar el foco de aquella sensación no encontró absolutamente nada. Esta vez sentía una melancolía muchísimo mayor, como si le faltara algo, como si olvidase algo muy importante.

El sueño da un salto a partir de aquí situando a Raku dentro del edificio escolar persiguiendo a Shuu Maiko por haberle tomado el pelo con la fina intención de meterle una colleja. Cuando entraron en el aula, solo se encontraban ellos, su profesora así como amiga de la infancia y "hermana" de Raku; Yui y la chica de mis sueños, aquella que siempre puedo ver con plena claridad, aquella que llena mi ser y alivia mi alma, mi querida Kosaki Onodera.

Sentados en los pupitres, Raku con un hueco entre su mesa y la de Onodera sintió de nuevo la extraña sensación y notó como esa ausencia hacía temblar las mesas, como si faltara un soporte vital dejando cojo a todo el conjunto inmobiliario de aquella sala. Raku se levantó y de cuclillas frente a un lado de la mesa de delante observó con el rabillo del ojo a Onodera que jugueteaba con su móvil. Una angustia le recorrió su cuerpo y todos sus antiguos sentimientos hacia ella afloraron en un torrente de emociones que no supo controlar. Por un instante se arrepintió de haber elegido a Chitoge en vez de a su amor de toda la vida...ella, Kosaki Onodera. El tiempo había pasado y aunque ella también había estado enamorada de él, todo había terminado. Jamás iba a ser como antes, jamás rescataría aquellos momentos porque como tales, se habían convertido en recuerdos.

-Quizás esté chateando con Tonny (Tom o Tommy, no lo recuerdo bien)- Resonó la voz de Maiko no solo en la sala, sino en mi alma también- Quizás sea el que falte hoy aquí, con nosotros.

El sueño acaba aquí, aún quedaba como siempre muchas respuestas por resolver y algunos personajes por aparecer pero sobretodo, aún debía disculparme con Onodera. Y se que alguna noche será, en algún sueño ocurrirá, no hay duda de ello. La Kosaki Onodera de mis sueños, la Kosaki Onodera que viste mi título de amor platónico aún debe ser testigo de mis mas profundos sentimientos. Y sobretodo, si me pilla de paso, debería confesarle a Raku que la persona que le observaba era Marika Tachibana.
Creo que no existe mejor forma de despedir este año 2016, con su figura. Se que aún no he avanzado ningún paso pero juro que la alcanzaré. Mi mundo onírico está ahí y con el ella. 


Hasta el año que viene, Onodera.






P.D: Este es un sueño difícil de expresar con palabras, la visión de Onodera tengo que dibujarla (si o si) y lo haré. Tarea que tengo pendiente.