martes, 22 de febrero de 2011

cap8-Conversación espiritual

Afligido, angustiado, inquieto....mi alma no se encontrada nada tranquila observando esos dos esqueletos vivientes; uno a cada lado del portón de la torre. El de la izquierda transmitía una sensación placentera y de confianza pero el de la derecha desprendía un mal augurio difícil de disipar. Durante una fracción de segundo me quedé inmóvil contemplando tal sorprendente descubrimiento al notar como uno de ellos me dirigió la mirada que acto seguido preguntó:

-¿Bienvenido a éste tu desierto, que deseas hallar?-finalizó el esqueleto mientras me señalaba con unos de sus huesudos dedos plácidamente.

Como era de propia educación debí de contestarle, aunque asustado, su energía apaciguaba mi alma por lo cual decidí contestarle sinceramente..........................

-¿Algún problema energúmeno?? -se dirigió a mi el esqueleto situado a la derecha-¿No puedes hablar, tan débil y absurda está tu alma en estos momentos en los que yo mismo podría destriparla sin mover uno solo de mis huesos?-amenazó

No podía asentir ni desmentir, mis cuerdas vocales estaban ausentes en este moribundo estado, cabizbajo me mantuve en silencio...

-¿Que te preocupa joven alma?-volvió a preguntar el amable esqueleto de la izquierda-No te preocupes, todo acaba solucionándose, tu eres el único que puede dirigir ese destino tan negro que se cierne sobre ti en estos momentos-me alegró el esqueleto-Así que aunque todo en ti esté roto, todavía te

queda esa última materia que llevas en la cabeza-finalizó señalando mi máscara


No entendía el significado de mi máscara, ni tampoco me podía desprender de ella, ni quería realmente ya que era lo que me quedaba de mi ser

-¿De verdad crees poder llegar a la cima de esta torre, de verdad quieres saber lo que se esconde allí, de verdad quieres salir de aquí y seguir sufriendo, no prefieres quedarte en éste infinito, tranquilo y silencioso desierto?-ametralló el esqueleto de la derecha

No sabía que hacer, mi alma en duda quería salir, buscar una salida lo mas pronto posible ya que notaba como la máscara poco a poco iba perdiendo su resplandor original y temía que se pudiese romper como todas las demás restantes, así que sin resentimiento alguno miré al portón y éste se abrió tan fuertemente que una gran ráfaga de viento golpeó en el pecho a mi alma haciéndola rodar atrás unos metros por el mismo impacto.

Al levantarme los esqueletos habían desaparecido, pero sabía y predecía perfectamente que me los volvería a cruzar y en ese momento podría contestarles con mi mas plena y viva voz. Tras esto mi alma corrió hacia el portón cruzándolo.....

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