lunes, 28 de marzo de 2011

cap11-Sin control




Escalón tras escalón y por mucho cansancio que acumulase mi alma; llegué a una habitación enorme, una casa de muñecas por llamarlo de alguna manera ya que mi alma era diminuta comparada con los enormes muñecos de porcelana, avioncitos, caballitos...etc.

En aquella gigantesca sala circular se podía apreciar en el centro aquella casa de muñecas de tres plantas abierta por la parte delantera para poder observar su interior la cual estaba asombrosamente reluciente y en perfecto orden todos y cada uno de los inmuebles que coexistían allí. En los alrededores de la casa cada uno de los muñecos de porcelana se encontraban sentados y observando la casa grotescamente. Un débil y efímero rayo de luz lunar asomaba por la única ventanita situada en el lado izquierdo de la sala cuyo destino apuntaba a un cofre que reposaba en el 3º piso, habitación izquierda de la casa. Había 2 habitaciones en la planta baja, otras dos en la primera planta, dos en la tercera y un desván situado arriba al cual se accedía a través de unas escaleritas de madera.

Aunque toda mi atención se centró en la casa, mis cinco sentidos solo buscaban la salida de este tenebroso lugar. Tras un largo y fulminante destello pude ver como detrás de todas estas atracciones se observaba un gran portón cerrado con una enorme cerradura. No tardé mucho en deducir que la llave se hallaba en el cofre de la casa de muñecas, así que sin mas dilación me aventuré en aquel inhóspito caserón.

Me encontraba frente la puerta de entrada; pisé con el pie izquierdo la sala de bienvenida y gran estruendo hizo que los incontables muñecos empezasen a reírse a carcajadas. Un gran miedo recorrió toda mi alma dejándola inmovilizada por el terror. Unos segundos pasaron hasta que una sombra con un solo ojo abarcara todo el techo de la sala y empezara a hablar...

-Tú-dijo el ente enorme uniojo.

Como ya podríais entender, mi alma había perdido el habla, solo le quedada ésta máscara algo rota que llevaba puesta sobre mi cara.

-Maleducado, ni saludas ni nada, arrogante, egoísta, yo te enseñaré modales-gritó la gran masa oscura mientras desataba unos látigos con los que inyectó en mis manos y pies; dejando a su total disposición todos y cada uno de mis actos móviles.



No podía hacer nada, mis articulaciones estaban a su disposición. Lo primero que me ordenó realizar fue llamar al timbre de la puerta y tras aquello, la masa respondió con un alegre sonido de bienvenida que me permitía entrar en la casa de muñecas. Tras todas y cada unas de las presentaciones materiales del contenido que existía allí, mi alma solo podía mostrar interés obligada por los hilos que controlaban mis acciones..

No sabía cuanto tiempo había transcurrido, no existía la noción del tiempo en este basto desierto pero mi alma estaba cansada y aburrida de repetir la mismas acciones en contra de mi voluntad en incontables ocasiones..¿qué debería hacer para llegar al cofre?.....

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