Capítulo 11
Viejos conocidos
Cuando llegué al fondo del tobogán, podía observar que el lugar en el que
me encontraba era como una especie de biblioteca llena de libros a rebosar, no
veía a nadie hasta que…
- encantado de volver a verte- replicó una voz
- ¿quién anda ahí?- pregunté asustado
- ¿es que ya no te acuerdas de mí?...
- ¡déjate ver!- grité buscando mi katana que se me debió haber caído cuando
me deslizaba por el
tobogán
- ¿buscas esto?
Nada más volverme, entre estanterías pude ver una silueta recogiendo del
suelo lo que parecía ser mi katana pero justo antes de tocarla me dijo…
- ¿es que ya no te acuerdas de tu viejo amigo Iván?
Un gran escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
- ¿de verdad… eres tú?- pregunté emocionado
- entonces quien sino te haría… ¡esto!- contestó lanzándome un kunai
dorado.
Fue un milagro que no me alcanzara, mis piernas no me respondían y caí al
suelo muerto de miedo…
- ¡¿no puedes ser tú?!- pregunté
- ¿de verdad crees eso, Alberto?
- ¡el Iván que yo conozco no haría una cosa así!
- lo siento pero ya no soy tu compañero de juegos
- ¡¿?!
- tengo órdenes de eliminarte y gracias a esa persona me han proporcionado
todo el poder que siempre deseé
- ¡como puedes hacerme esto!- grité corriendo hacia a él para golpearle
- no conseguirás nada con eso- contestó Iván adivinando mis intenciones.
Tras aquellas palabras me detuve, en su oscuro rostro pude contemplar una
mirada fría y escalofriante, con más que lo observaba seguía sin creerme que
era él.
- … escoria- dijo mientras desenvainaba mi katana con la mano izquierda
- me has defraudado- contesté desviando mi vista hacia el suelo.
Después de que desenvainara mi arma, con la mano derecha desenvainó otra katana.
- ¿Sabes lo que voy a hacer ahora?- dijo Iván con una sonrisa sarcástica
- ¡Devuélveme mi katana!- grité
- ¿la “con”?- preguntó mientras la golpeaba contra la pared
- ¡dámela cabrón!- grité enfurecido
- no me ha gustado esa respuesta, así que…
Y con un rápido y sigiloso movimiento la clavó en el techo de la habitación.
Aquella acción realizada por mi viejo
amigo me hizo desconfiar de él definitivamente…
- Alberto, esta será tu tumba- dijo Iván mientras se preparaba para
atacarme
- siento que no sea así, tengo una promesa que cumplir y hasta entonces…
tendrás que esperar…a…mi….go- tras aquello mi adrenalina empezó a subir
aumentando considerablemente mis habilidades externas como internas
- bien, ya se verá quien tiene aquí la razón.
Tras aquellas palabras empezó a levitar y recogió mi katana entregándomela
consecutivamente.
- ya estamos igualados, que empiece la pelea- terminó Iván.
Empezó golpeando él, que me dio de lleno en el pecho con el mango de la katana
lo que me hizo un
gran daño y caí al suelo dolorido sin poder respirar...
- ¿ya ha terminado todo?- preguntó Iván autoproclamándose campeón
- no… tan…. Rápido… Aarghhh…- dije mientras vomitaba.
Sin esperar un segundo me volvió a golpear con el pie en la cabeza y rodé
un par de vueltas mientras
me retorcía de dolor. Tras aquello pude ver por un
acto reflejo sus intenciones y me pude apartar de la trayectoria de su arma que
se quedó clavada en el suelo; recobré los ánimos, me levanté y le clavé mi katana
en el hombro derecho lo que me salpicó toda la sangre en la cara.
- has… mejorado tus habilidades- me confesó Iván.
Y sin dirigirle la palabra intenté decapitarlo pero se desvaneció como si
fuera humo y reapareció
detrás de mí y me dio una patada horizontal lo que me
dañó algunas costillas.
-nunca conseguirás ganarme- dijo Iván levitando por encima de mí
- Ja… ¿crees que ya he llegado a todo mi potencial?- contesté apuntándole
con mi katana.
- demuéstrame que me equivoco.
Después de aquello apreté bien fuerte mi arma y fui directo hacia Iván,
salté y di un golpe vertical
que él bloqueó fácilmente con la hoja de su arma en posición horizontal.
- creo que esto debe acabar ya- contestó Iván apresurado.
Tras aquello repelió mi katana con un simple movimiento y tan rápido como
llegué al suelo una fuerte explosión azotó el terreno el cual el mismo árbol
empezó a gruñir…
- AAaHGRhrRrr… ¡malditos parásitos, que me estáis haciendo!
Los gritos no cesaban y el árbol no paraba de balancearse crujiendo toda la
habitación cayéndose así todos los libros de las estanterías hasta que a lo
lejos por el tobogán por el cuál yo había venido bajó
una persona de la que yo
si confiaba… Mashuo.
- ¿estás bien?- me preguntó.
Me alegraba verle pero el caso de Iván me había dejado sin palabras.
- veo que has venido, Mashuo- dijo Iván como si lo conociera de toda la
vida
- ¿Qué tienes en contra de este muchacho?- preguntó Mashuo
- eso te lo tendrá que responder la reina Alshajara
- ¿qué tienes tú que ver con la reina?
- todo y nada a la vez.
Tras aquella conversación el árbol dio un previo aviso para que nos
fuéramos de su interior y sin más dilación Iván se desvaneció y en ese momento
me faltaron las fuerzas y caí al suelo desmayado. Lo último que sentí y escuché
fue a Mashuo aupándome en su espalda e intentando reanimarme pero era demasiado
tarde, mis fuerzas me habían abandonado.
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